Si tienes un galán de noche (también conocido como dama de noche o Cestrum nocturnum) en tu jardín o terraza, seguro que ya conoces su inconfundible aroma nocturno. Esta planta, originaria de América Central y muy extendida en climas cálidos, destaca por su exquisita fragancia que se libera al anochecer entre la primavera y principios del otoño. Pero no basta con plantarla y dejarla crecer: para poder disfrutar al máximo de su floración, es crucial saber cómo y cuándo podarla.
Hoy te contamos todo lo que necesitas saber sobre la poda del galán de noche: los mejores momentos para hacerlo, las técnicas más eficaces, los cuidados posteriores y una serie de consejos para mantener tu arbusto en las mejores condiciones.
¿Qué es el galán de noche?
El galán de noche es un arbusto perteneciente a la familia de las solanáceas. Su nombre científico es Cestrum nocturnum y puede alcanzar hasta cinco metros de altura si crece en su hábitat natural. Se cultiva principalmente en exteriores, ya sea en macetas o directamente en el suelo, y se adapta muy bien a climas cálidos y templados.
Una de sus principales características es que sus flores se abren durante la noche, emitiendo una fragancia intensa que ha conquistado a millones de jardineros en todo el mundo. Estas flores, dispuestas en racimos, pueden presentar tonos entre el blanco, verde o amarillo claro. Tras la polinización, la planta desarrolla unos frutos en forma de bayas pequeñas que contienen las semillas para su reproducción.
¿Por qué y cuándo podar el galán de noche?
La poda es una tarea fundamental para esta planta por varias razones. Ayuda a que el arbusto mantenga una estructura compacta y equilibrada, evitando que adquiera un aspecto desordenado o que crezca demasiado en altura. Además, una poda adecuada estimula el crecimiento de nuevas ramas y potencia una floración más abundante y duradera.
El momento más adecuado para podar el galán de noche es al final del invierno, cuando ya han pasado las heladas. En este momento la planta está en reposo y no se corre el riesgo de cortar brotes florales en formación. También se recomienda una segunda poda suave después de la floración principal, a inicios de verano, para mantener su forma y favorecer una posible segunda floración.
Técnicas de poda recomendadas
Antes de comenzar
Antes de ponerte manos a la obra, asegúrate de disponer del material adecuado. Necesitarás unas tijeras de poda bien afiladas y limpias, así como unos guantes de jardinería para protegerte de la savia y posibles irritaciones.
Podas importantes
- Poda de formación: Se realiza tras la floración y consiste en eliminar ramas desordenadas o demasiado largas para darle una forma compacta y más atractiva.
- Poda de rejuvenecimiento: A finales del invierno, se puede hacer una poda más intensa, recortando todas las ramas a una altura de entre 1,20 y 1,50 metros desde el suelo. Esta técnica mejora la densidad del follaje.
- Despunte de ramas: Durante la temporada activa, puedes despuntar algunos centímetros las puntas de las ramas para fomentar la ramificación lateral.
- Eliminación de madera muerta o enferma: Siempre que detectes ramas en mal estado, córtalas desde la base para evitar que comprometan la salud del arbusto.
Consejos prácticos
- Haz los cortes en ángulo para evitar que el agua se acumule y provoque pudrición.
- No podes durante el invierno en zonas con heladas fuertes, ya que las bajas temperaturas pueden dañar la planta después del corte.
- Desinfecta tus herramientas después de cada uso para evitar la propagación de enfermedades entre plantas.
Cuidados posteriores a la poda
Una vez terminada la poda, es importante ayudar a la planta en su recuperación. Riégala bien justo después de cortar para favorecer la cicatrización y aportar la humedad necesaria para los nuevos brotes.
Es recomendable mantener la zona alrededor del arbusto libre de hojas caídas, ramas y restos de poda para prevenir posibles plagas o infecciones. También conviene observar el crecimiento posterior para detectar a tiempo cualquier signo de debilidad o enfermedad.
Fertilización
Una buena poda debe ir acompañada de una nutrición adecuada. En cuanto empiece la temporada de crecimiento, puedes aplicar un abono en grano de liberación lenta o abonos líquidos ricos en nutrientes y hierro. Esto ayudará a la planta a recomponer rápidamente su estructura y florecer con más intensidad.
Si observas que las hojas empiezan a amarillear, puede deberse a la cal del agua o a una carencia de hierro. En este caso, aplicar quelatos de hierro es una buena solución.
Riego y suelo ideales para el galán de noche
El régimen de riego depende de si la planta está en maceta o en el suelo. En general, necesita un nivel de humedad constante sin llegar al encharcamiento. Durante el verano y los meses calurosos, riega al menos tres veces por semana. En invierno, basta con una o dos veces a la semana.
Evita dejar agua estancada en los platos de las macetas y asegúrate de que el substrato tenga buen drenaje. Una mezcla ideal puede incluir humus de lombriz, turba y fibra de coco a partes iguales. Este tipo de mezcla mantiene una buena retención de humedad sin apelmazarse.
Ubicación y exposición solar
Esta planta se adapta muy bien a espacios exteriores con mucha luz, pero no tolera las heladas. En zonas de clima suave puede vivir a pleno sol, aunque en regiones muy calurosas es preferible colocarla en semisombra para evitar estrés por exceso de temperatura.
No es apta como planta de interior, ya que necesita una gran cantidad de luz directa para crecer y desarrollarse correctamente. Si vives en una zona fría, puedes protegerla durante el invierno con un invernadero o cubierta ligera.
Cuidado con las plagas
El galán de noche es susceptible a varios tipos de plagas, especialmente cuando hay un exceso de humedad o falta de ventilación. Entre las más frecuentes están:
- Pulgones
- Cochinilla algodonosa
- Mosca blanca
- Araña roja
Para combatirlas, se puede aplicar un insecticida sistémico o utilizar métodos ecológicos como el jabón potásico o aceite de neem, siempre que la infestación sea moderada. También es recomendable revisar la planta después de la poda para detectar zonas vulnerables.
Precauciones: ¿es una planta tóxica?
Al igual que muchas especies de la familia de las solanáceas, el galán de noche contiene solanina, una sustancia tóxica presente en su savia y frutos. Aunque no suele representar un problema en jardines familiares, conviene mantenerla fuera del alcance de niños y mascotas para evitar intoxicaciones.
Los síntomas por ingestión pueden incluir trastornos digestivos o alérgicos, por lo que conviene actuar con precaución y enseñar a los más pequeños a no tocar partes desconocidas de las plantas.
Aunque puede parecer una planta delicada, el galán de noche responde muy bien si se le ofrecen los cuidados adecuados. Realizar podas anuales, mantener un riego equilibrado, abonar correctamente y protegerlo de plagas, te garantizará una floración aromática que transformará cualquier rincón de tu hogar. Este arbusto, además de hermoso, es agradecido y resistente, ideal para quienes buscan un jardín con encanto durante las noches del verano.